domingo, 1 de marzo de 2009

Baile de Máscaras

Las 07:00 AM. eran, cartas de invitaciones llegaron, pequeños sobres rojos en relieves dorados fueron entregados a los habitantes de aquel mundo, dentro de ellos una pequeña nota en papel de satín, cada instrucción redactada en cortas frases previamente recitadas por el Príncipe del lejano reino. El evento comenzaría esa noche, cuando doce campanadas resonaran en los relojes. El dia transcurrió con un ritmo apresurado, bajo la cama el Príncipe se ocultó con la puerta de su habitación cerrada, pensaba, analizaba y esperaba, el tiempo pasaba y él bajo la cama continuaba.

Once campanadas resonaron en el gran reloj del vestíbulo, todo ya estaba preparado desde la mañana, el Príncipe aún bajo la cama se encontraba.

23:55 hrs, duendes del bosque en busca de los invitados salieron. Vendas en los ojos, un pequeño viaje por el cielo y al destino llegaron. Dentro del vestíbulo se hallaban y las vendas de sus ojos fueron retiradas, estaban ya todos en el castillo. Pilares de mármol, un gran reloj pendular ubicado en medio, perfecta luz emitida de lámparas de lágrimas, alfombra roja y una pequeña orquesta que se preparaba para tocar, sirvientes a disposición de cumplir los caprichos de cada invitado, máscaras brillantes con un toque personal, saludos, sonrisas, breves conversaciones y la primera sinfonía comienza a sonar, parejas dispuestas a bailar en medio del vestíbulo están, la música los invade. Vestidos de encajes, trajes de gala y la elegancia se movian al ritmo de la melodía, rostros ocultos y sonrisas cómplices.

El baile continúa, la melodía no se detiene, cambia de ritmo cada cierto tiempo y bajo el estricto protocolo todo se lleva a cabo. Algo sucede, en la orquesta solo un violín continúa tocando, las parejas se detienen sin entender aquel cambio. En la escalera, a un costado del vestíbulo, el Príncipe hace su entrada, una máscara cromada con detalles dorados ocultan la mitad de su rostro, un traje que sin dudas no desentona aquel momento. Baja escalón por escalón, la gente abre paso en señal de respeto, solo el violín es posible oir y las miradas posadas en el Príncipe están. Incómodo se siente, no soporta que lo miren, intenta terminar con aquella situación de una vez, apresura los escalones que aún quedan por bajar, levanta su mano derecha y con un ademán la música vuelve a sonar, reverencias para su majestad y el baile se vuelve a retomar. En el último y primer peldaño está, mira por entre la gente que giros y pasos bien ejecutados dan. Al otro lado del vestíbulo un chico solo está, un cigarrillo en su mano y su mirada en las personas que bailan sin cesar, los ojos del Príncipe brillan aún más, el evento en sí mucho no le importa, cruza por entre la parejas evitando interrumpir, llega donde el joven, le sonríe nerviosamente y a su lado se ubica con la mirada al suelo, el Príncipe de su bolsillo un pañuelo de seda amarillo saca y torpemente en el bosillo del joven de la máscara blanca con detalles morados deja, baja la mirada una vez más se aproxima a la escalera, nadie nota que se retira y a su habitación nuevamente se va; el chico toma el pañuelo, lee un mensje que escrito está 'El invitado de honor en mi habitación siempre serás, quiero ocultarme, ocúltate conmigo una vez más . . .'
El joven a la escalera se acercó y sin prisa para no llamar la atención subió, caminó por un pasillo largo de blancas paredes, al final un gran ventanal y a su izquierda una puerta hay. Frente a ella está, en otras ocaciones ha visitado aquel lugar, la puerta está abierta, el chico entra, la llave por dentro puesta en la cerradura se encuentra, cierra tras él el umbral y el sonido de la llave girando se oye.

En el vestíbulo la música continúa, el baile sigue y el evento se realiza, sirvientes trabajando, orquesta tocando e invitados caprichosos bailando...

¿Qué ocurre en la alcoba del Príncipe? Secreto es, solo ellos testigos son, mas es posible asegurar que bajo la cama jugando están.